Es 26 de diciembre, las 10.31 am y no tengo internet.
Pasaron ya los festejos navideños y es hora de ponerse a trabajar.
Para mí, la época navideña siempre ha sido muy especial. Me gusta mucho decorar la casa. Nunca hemos tenido grandes adornos, básicamente porque a mi papá no le gusta la idea de adornar y luego desarmar. Es más, recuerdo que solamente una vez ayudó con la decoración. La que más se empeña en esto soy yo, y como cada vez tengo más “derecho a voto” y no solamente “voz” en estos asuntos, algunos avances he logrado.
El otro aspecto que me gusta de esta época es que el clima
cambia. En mi ciudad hay un sol increíble casi todo el año, y es justamente
esta época en la que se empiezan a ver algunas nubes que luego nos traerán
lluvias. Siempre me gustó ver gotas de lluvia rodando lentamente por las
ventanas. El aire se pone más bonito, con olor a tierra húmeda, a vegetación
fresca y fuerte. Los volcanes son coronados por nieve blanca que se confunde
con las nubes, que a su vez intentan ocultar los rayos del sol.
También, como ya les comenté, este es el tiempo previo a mi
cumpleaños. Siempre me encantó la idea de festejar un año más de vida en este ambiente
tan mágico. Aunque confesaré que para este cumpleaños a veces quiero solamente
comer algo rico y nada más. No hacer ningún festejo, no recibir llamadas de
felicitación y solamente recibir los abrazos de las tres personas más
importantes para mí.
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