En este momento estoy escuchando “Para no olvidar”, de
Andrés Calamaro.
Estos últimos días han sido un poco raros. Hace unos días
empezó a llover. El clima cambió. En mi ciudad, a pesar de estar en verano,
esta época es de lluvias. Así que llovió como tres días y luego paró. No
obstante, el cielo se llena de nubes en la tardecita. A Dios gracias seguimos con
el súper sol de siempre por las mañanas. ¡Tan lindo! ¡Tan especial!
Como les decía, estos últimos días fueron raros. Raros
porque a mí siempre me ha gustado el clima lluvioso, el cielo con nubes que no
llega a ser gris y siempre conserva el color celeste, y todo este ambiente tan
típico de la Navidad en mi ciudad. Es que el cielo llegó a ponerse gris. Y mi
estado de ánimo también se puso gris. A tal punto que la mañana que salió el
solcito, caminé por la calle con el rostro hacia el sol, abriendo los brazos
para llenarme de toda su energía. Creo que me hizo bien. Parece que
efectivamente recargó mis energías.
Varias cosas hicieron que me pusiera pensar. A pensar, a
reflexionar, como es mi costumbre. Y reflexioné sobre lo que me apasiona. Tal
vez esto suene un poco soberbio, pero tengo muchas habilidades. Soy buena en
muchas cosas. Y en general, me gusta hacer muchas cosas. Pero creo que en mi
vida no he tomado muchas decisiones que hicieran que me dedicase a algo en
especial. Así que no llegué a meterme de lleno en alguna habilidad. Por
ejemplo, no estudié música a fondo (alguito sé), y sí, tengo buen oído y canto
bien, mas no tengo técnica. Pero, repasando mi vida, me di cuenta que siempre
me gustó escribir. Y creo que soy buena haciéndolo. Así que he decidido hacerlo,…
y dejar que las palabras me lleven por donde ellas deseen viajar.
Espero que esos viajes lleguen a buen puerto.
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