jueves, 15 de octubre de 2015

Bendiciones que damos por sentadas



El viernes me pasado me sacaron la muela del juicio. La tercera que me sacan. Fue una operación de dos horas de sufrimiento. Por la posición de la muela, no fue fácil sacarla. Hubo mucha sangre, constante manipulación, grandes cantidades de anestesia y casi un desmayo en pleno procedimiento. Hasta que finalmente todas las partes de la muela estaban en la bandeja del médico y ya se podía proceder a coser. Luego de recibir las recomendaciones del médico y de que me pusieran una inyección en un tópico, pude finalmente reposar en mi casa.

No había reparado en los malestares que tendría después. Recién llegada a mi casa, todavía estaba un poco atontada por lo ocurrido, pero con el transcurrir del tiempo, empecé a sentir los estragos de esa difícil operación.

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