martes, 11 de diciembre de 2012

Mi experiencia con Instagram

Puede que me esté volviendo adicta a Instagram.

Sí, ya sé. Es patético. Pero me parece mostro (entiéndase “genial”) poder subir fotos de cualquier cosa, y lo mejor de todo, ver fotos de otros. No precisamente las fotos de los rostros y cuerpos de esos otros (no vayan a estar pensando cosas que no son), sino aquellas de cosas bonitas y sencillas que no necesitan mayor arte que capturar lo que te hace sonreír.

Y es que hay otro motivo por el que me gusta tomar fotos con mi celular. La realidad es que… no tengo cámara de fotos.

¡Ya, ya! Ya sé que casi todo el mundo tiene una. Pero yo no. En la casa hay una cámara fotográfica que es de mi señor padre, pero para mí es muy complicada.  No es muy compleja, pero sí se puede manipular el obturador y otras cosas más, que hacen que mi nulo conocimiento de uso de cámaras fotográficas resulte en fotos feas “con ganas”. Así que me entiendo mejor con mi celular.

Las fotos que tomo son de cosas y alimentos en su totalidad. No me he tomado ninguna foto y no pienso hacerlo.
#healthy

Pero instagram no sólo es un instrumento de “vagancia”. Ahí he aprendido mucho acerca de distintos intereses de la gente. Hay muchas, muchísimas personas que comparten sus recetas y platos veganos. Hay quienes publican fotos “fitness”. Pero quienes me impresionaron más fueron las chicas que publican fotos de sus cuerpos enfermos de bulimia y anorexia. Ellas están en constante disconformidad con su apariencia y siempre hacen comentarios de lo “gordas” que están y de que desearían tener los cuerpos esqueléticos de otras chicas con las mismas enfermedades que también publican sus fotos y que también comentan que están “gordas”. Es una realidad muy triste y chocante. No pude evitar escribir comentarios dándoles ánimos para que empiecen a quererse, para que fueran al médico y diciéndoles que su delgadez es extrema y que si no pueden verlo significa que necesitan pedir ayuda.

Instagram para mí es un lugar donde aprendo acerca del mundo, acerca de otros seres humanos, de sus intereses, de sus problemas.  Instagram, de alguna forma, es otro pretexto más para agradecer a Dios por lo que tengo y pedirle que me ayude a seguir creciendo.

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