Pensando en el porqué de este desinterés, me remonté a mis
épocas escolares, más específicamente a la adolescencia. En ese tiempo sí
quería adornarme, pintarme las uñas y adornar mis dedos con anillos.
Cuando tenía 11 años les pedí a mis papás que me compraran
unos collarcitos de plástico que estaban de moda. Eran unos que se pegaban al
cuello. Aun los tengo.
![]() |
Plastiquito azul |
![]() |
Plastiquito marrón |
![]() |
Lindo detalle de mostacillas |
Cuando tenía 13 años, que estuve sin mis padres en otro
país, aproveché y me compré (con la plata que me dieron para el viaje) mil
tonterías. Había unas pulseras de metal, tipo resorte. También había las de
cuentitas con una liguita que siempre se rompían. Compré un anillo de esos regulables con una
figura de delfín (mi animal favorito).
Pero luego de eso, a excepción de unos collarcitos que mi
mamá me compró en mis primeros años universitarios, y uno que otro par de
aretes baratos, no tuve más adornitos de uso diario. Y es que había que pedir
dinero a mis papás. Como no me daban propina, no me sentía cómoda pidiendo
dinero para esas cosas. Me daba vergüenza. Y tengo la impresión que ese hecho
generó que poco a poco fuera perdiendo el interés por ponerme adornitos.
Respecto a los aretes es otro tema. Tengo alergia a cualquier
metal que no sea oro, y por eso se quedó como costumbre usar mis pequeños aretes
antialérgicos que tengo desde niña. No me los quito para nada, sólo muy de vez
en cuando cambio mis aretes por otros más simpáticos, pero sólo por unas horas.
No diré que en la actualidad no tengo ninguna pulsera, ni
ningún collar. Sí, los tengo. Pero son muy pocos, y son de aquellos que a pesar
de no ser de oro o plata, hay que guardarlos con mayor cuidado porque costaron
algo más de dinerito.
Online casino bonus codes 2021 dafabet link dafabet link betway betway 4417Masters Winner odds 2021: Get the best payout with
ResponderEliminar